La lámpara roja de la impresora se prendió y recién al rato mi computadora me dijo que era porque el cartucho de tinta negra se había agotado y si lo quería cambiar. Como no le creo a la computadora - de hecho no veo el nivel de tinta- intento imprimir igual, pero no me deja.
Recordaba la época en que la impresora hacía lo que uno quería. Al rato me puse a pensar que en realidad nunca fue así. Si no están de acuerdo piensen en las impresoras de matriz de punto cuando nunca terminaban el texto en el renglón que uno quería. Con la excepción de si se era un usuario de tipo WordPerfect (la palabra lo dice) que tenía cien mil comandos de tipo CTRL+ALT+K+1 para diagramar la hoja de una manera: y era eso lo que hacía.
Entonces decidí cambiar el cartucho bajo protesta: porque sentía que quedaba tinta, porque nunca la había visto agotarse y porque ninguna impresora le va a decir a mi computadora que me diga lo que tengo que hacer.
En las impresoras de carro, se veían las cintas y uno sabía cuándo ya no daban para más y uno optaba si quería imprimir en un gris lastimoso o cambiar la cinta, lo que tenía un costo muy, muy bajo.
Ahora, una computadora nos avisa que la impresora le avisa que el cartucho negro NO es de marca EPSON, o que el cartucho negro no tiene tinta. ¿Lo dice la impresora? Si: porque su DRIVER está programado por el que FABRICA la impresora y los insumos correspondientes.
Los insumos son los que financian lo barato de las impresoras, la investigación asociada y la publicidad. Igual nos venden mamaderas a 1 $ si vamos a precisar la leche.
Bien: puse un cartucho NO compatible a mi cuenta y riesgo (eso es lo que me dice la computadora que le dice la impresora).
Recién ahí empieza a imprimir la canción que canta Sabina: Ruido
Antes Tecnología se escribía con
Por eso el título.