
Pocos años terminé tan cansado como éste. Llego como un corredor de maratón, tragando aire a bocanadas.
Por otro lado siento que no paré de hacer cosas. Y de recibir.
Este año, la red se volvió una parte importante de mi vida social y me permitió armar unos vínculos maravillosos.
Hace muchos, muchos años que no mando tarjetas, ni saludos, ni nada que se le parezca para las fiestas.
Esta vez es distinto. Por suerte. La red nos da a todos una dimensión distinta a la palabra "humanidad".
Un abrazo gigante para todos los habitantes del ciberespacio, con la convicción de que es un espacio que nos va a permitir acercarnos al mundo utópico con el que, en el fondo, soñamos todos.
Feliz 2008, gente.