11 nov 2010

Guerra de memes (nuevamente)

Por algún estraño motivo, la radio del auto se quedó sin FM. Eso desencadenó una serie de eventos. Más por falta de fondos en ese rubro que por geek, tengo en el auto un transmisor FM con una tarjeta SD con mp3 que cumple bastante bien el rol que en otros autos tienen equipos más sofisticados. Al no tener FM no tenía mi música, ni la alternativa que es la radio. Después de intentar las clásicas maniobras (básicamente golpes y puteadas) me resigné a escuchar AM.
Anuncian la cantidad de ganado que va a haber en un remate... pero eso yo ya lo escuchaba en mi infancia. No cambió: "540 lanares y 800 vacunos...".
Y después evangelistas, más evangelistas, más evangelistas y luego un comentarista que comenta sobre lo que comentan los programas de chimentos que comentan lo que comentaron en el último programa de Tinelli.
Zapping analógico mediante (el dial tiene la magia de lo secuencial, como los viejos cassettes: no se pude ir de A a C sin pasar por B) me asombró escuchar la variedad de cosas que la gente, valga la redundancia, escucha. Todos compitiendo por la atención. Oviamente ganan los evangelistas. No podía despegarme de la historia de esta pobre mujer con la hijita sorda a la que los médicos "desahuciaron" y que un buen día, despues de ir a la oración de los miércoles por un mes, escuchó como un niño cantaba sin saber quién era, hasta que otra hija le dice que la que canta es la niña que llevaba caminando al lado, de la mano. El pastor, hace acotaciones y como si hubiese leído a Kernberg, cada tanto clarificaba y hacía un resumen para el oyente casual, el que hace zapping o el fiel distraído: "entonssess la sseñora tuvo una visión del sseñor... alabado ssea... la hijita de la sseñora oyó cuando los médicoss le habían ssacado essperanssa... la curó el médico de loss médicos... ".
En la estación siguiente, otra señora, también desahuciada por los médicos con "un bulto tumoral", tuvo una remisión en el acto. La maestría de la vieja y querida sugestión hipnótica asombraba. Luego invitaban a orar y una voz procesada por filtros de buena calidad, llevaba la oración con voz ultragrave (me hacía acordar a una de las voces en alguna canción de Depeche Mode, que va una o dos octavas más abajo y que hace como un colchón).
Al lado comentaban sobre Fort, una construcción de los medios y los cirujanos plásticos, se paseaba vestido en cuero blanco rodeado por un público alucinado, en un Shopping. Tan en trance como la señora del bulto. Y continuaba mi zapping entre esta gente parada con altavoces, cada uno compitiendo por mi oído, como compiten los carteles que veo desde el auto, como todo el resto.
Y recordaba lo que decía Casarotti en la presentación de su traducción del "Tratado de las alucinaciones" de Ey (más de una vez escuché decir que Ey por Casarotti es mejor que Ey por Ey) en relación a cómo los sentidos "se prenden como ventosas a la realidad".
Eso se decía ya antes de Matrix. We're plugged-in. I'm in.
Y me dije: ya está acá. La guerra de memes ya llegó y es así.